Llama al que lía los enormes cigarros
al musculosos, y pídele que bata
en los cuencos de la cocina el coágulo de la lujuría.
Que las criaturas holgazaneen, vestidas
con el traje que acostumbran usar, y los muchachos
traigan flores envueltas en periódicos atrasados
No molestes el final de la apariencia
El único emperador es el emperador de los helados
Saca de la cómoda de tablones de pino
a la que le faltan tres perillas de vídrio, auqella
sabana donde ella una vez bordó tres cisnes
y extiéndela sobre ella para curir el rostro
Y si sus pies callosos sobresalen, lo hacen
para mostrar hasta que punto está fría y muda
Deja que la lámpara concentre sus rayos
El único emperador es el emperador de los helados