terça-feira, fevereiro 27, 2007

Lucida



Cuando Lucida Casual abandonó las letras se marchó a Sabana.

El viaje duró una eternidad y le sirvió para darse cuenta de que las búsquedas nunca sirven para nada si lo que encuentras es algo tan ajeno a ti como lo es el otro. Sin embargo fue feliz durante el tiempo, en que pensado que cumplido su sueño, el camino sería el correcto.

Eso duró poco. Y un día cogió un autobús. El más largo de todos, y sentada junto a la ventanilla con una bolsa de relleno de cajas empezó a aplastar una a una las burbujas hasta que se durmió y soñó


que subida en el techo del autobús veía el cielo.


Así llegó a Sabana. Siete minutos después de que pasará la mujer leopardo montada en su bicicleta rosa. Siete minutos antes de que en la cabina de su lado la voz del violinista gritará desde el tejado de la casa vecina.

Siete, que en todo caso, dan buena suerte

Así Lucida Casual, empezó a tararear la canción que un hombre le cantaría esa noche, cerca de una playa desierta.

Se miró los zapatos y pensó que en Arrepentimiento podría haber tarareado esa canción sin desgastarlos tan siquiera.

Esa noche. Un hombre se enamoraria de ella.

1 comentário:

Anónimo disse...

Me congratula el ansiado regreso de Lucida Casual, haber si esta vez encuentra su camino y no se vuelve a perder en el olvido. No la dejes, no te dejes.

Gran Beso

Pelis y palomitas? Cubatas y bailes? Budús y orgías?...
Ayer ví a una señora meterse el mayor tiraco de la historia